Misterio 7. En el museo

Pablo

Es el director. Es un hombre de mediana estatura y un poco gordito. Está a punto de jubilarse. Es una persona tranquila y agradable. Su ciudad favorita es París, no hay día en el que no comente sus años de estudiante en la Ciudad de la Luz. Es un enamorado de Picasso.

Berta

Es una azafata y la más joven de los empleados. Es alta y delgada. De piel morena y ojos rasgados, tiene un cuerpo atlético que cuida diariamente en el gimnasio, es lo que se dice un bombón, casi una modelo, pero muy humilde. Aunque es muy dulce y siempre sonríe, cuando se enfada, se enfada de verdad.

Celia

Es la guía y la más reciente incorporación a la plantilla. Rebelde y desobediente, está hasta las narices de que la traten como una niña y no tengan en cuenta sus opiniones. Es una mujer de carácter. Aunque no quiere que se sepa, es la hija de Pablo y es su vivo retrato.

Diego

Este cuarentón es el vigilante. Tiene canas y por eso parece mayor. Sus discusiones con Pablo son diarias. ¿El motivo? A menudo se le pegan las sábanas y siempre llega tarde. Es vago, indisciplinado y bastante mentiroso. Igual que Berta, es un aficionado a los gimnasios.

Celedonio

Trabaja en la limpieza del museo. Hace su trabajo perfectamente, tiene el museo como los chorros del oro. Meticuloso, maniático y un poco obsesivo, no deja un rincón sin limpiar. Bajito, gordito y un poco testarudo, nunca da su brazo a torcer. Él y Diego son uña y carne.

Salvador

Es el restaurador y un apasionado de Goya. Está enamorado de Berta y eso es ya un secreto a voces. De pelo castaño y piel clara, llama la atención porque siempre lleva la bata desabrochada. Todos saben cuándo se acerca porque la cantidad de llaves que siempre lleva en el bolsillo hace mucho ruido.

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